viernes, 12 de julio de 2013

Compañeros de playa



     
Aburrirse en la playa es tarea difícil. Hablo de las pocas veces que consigues ir -una vez has sido madre-sin tu progenie. Incluso cuando renuncias a cualquier actividad más allá del baño — léase  wasear, pasear o  disfrutar de un buen libro— y te rindes al inmenso placer de no hacer nada.
      Basta con prestar un poco de atención a  nuestros vecinos de toalla para pasar un  rato, cuando menos surrealista.  Aquí  os dejo  algunas de las estampas  y charlas con las que me han recreado en mis días de escapada playera:

-La  pandilla de chavales. No falla. Media de edad: 25 años.  El cabecilla del grupo me deleita con su visión sobre las mujeres mientras se zampa una bolsa de cortezas: “A mí tío... es que me da igual ¿Qué más da que sean rubias o morenas? Si una tía está buena, pues está buena. Gustarme me gustan todas, mientras esté buena da lo mismo. Una vez me gustó hasta una gorda, porque gorda estaba, pero, también estaba buena”. Si esto además, lo escuchas con acento gallego, tienes que hacer un gran esfuerzo para que la risa no se te escape. Y que no se me enfade ningún gallego que lo digo con todo el cariño.

-Las tres chicas monísimas que acaban de entrar en la treintena. Probablemente madrileñas.  Look inconfundible  de somospijasperosuperalternativas. La del sombrero tipo cowboy y gafas Ray ban de poli malo les cuenta  a  las demás lo alucinada que está con el blog en plan personal shopper para bebés que ha abierto su compañera de pilates: “Tía, es que no te lo imaginas de verdad: unos politos de Ralph Lauren que vende…. y las bermuditas de Tommy, bueno, bueno, yo cuando las ví me quería morir: he pillado unas para mi sobri. ¡Increible cómo se lo ha montado la chica!”

-El grupo de amigos catalanes. Ninguno tiene más de 20. Como madrileña alucino con la facilidad y naturalidad con que cambian de lengua como si nada. Y así se pueden tirar horas. Sin que ninguno se moleste, oye. A ver si es que  esto del “conflicto lingüístico” en España es una invención para ganar votos del Ebro para arriba o del Ebro para abajo.  Entre catalán y castellano, uno de ellos suelta su preocupación por coger un poco de color : “yo lo que quiero es que se me quite la marca de la camiseta, porque tengo los brazos morenos pero a trozos”. “Claro tío” le suelta el colega, “es que te tienes que poner camisetas sin mangas para que no se te note el corte”.

- Los primerizos que llegan con toda la ilusión a  pasar  el día con su bebé. La criatura no tendrá más de 5 meses. Claro, para que el niño disfrute la playa. La madre no da tregua: “No le metas en el agua que está muy fría”. “Échale crema”. “Se ha hecho caca.” “Cuidado que se está metiendo arena en la boca”.  “Tiene sueño, pero con el calor no se puede dormir, pobrecito mío”.  El padre, muy intrépido él, decide por fin hablar: “Claro, si no le quieres bañar, pues normal”. Al final mal rollo y tensión entre cónyuges.  No hay nada como ser padres para unir a una pareja. 

- El voyeur. Apenas se levanta de la tumbona. Chica guapa en topless que se le pone a tiro, chica a la que le hace foto.Eso sí, muy discretamente, escondiendo el móvil con una toalla. A juzgar por sus gestos, se lo está pasando teta mandándolas por wasap a alguien, lo más probable a algún chat. 

- Y mis favoritos: los reyes, los amos de la arena: Barbie Silicona y Ken Tableta. 

Posiblemente gogós de alguna de las discotecas de la zona. Tanga amarillo flúor el de ella, él con uno negro más discreto. Tatoos y piercings estratégicamente repartidos. Varias sesiones de rayos UVA  para llegar negros el primer día que tienen ocasión de pisar la arena. Casi no  hablan entre ellos. Se embadurnan el uno al otro con aceite, entran en el agua, salen, se quedan en la orilla. A Barbie le entran unas ganas incontrolables de hacer pis y Ken la intenta convencer de que se meta en el agua. “!Ay! es que me da mucho asco”. Ken le pone cara. No deben llevar juntos mucho tiempo. Ante la imposibilidad de esconderse en ninguna duna y lo sucio que está el baño del chiringuito más cercano, Barbie se rinde y orina en el mar.  “¿A que no ha sido para tanto?”.  Ken se gana una  mirada fulminante.
Así que ya sabéis, estad  atentos a lo que se cuece en la arena porque no tiene desperdicio. Es todo un espectáculo. Si os aburrís es porque no abrís bien los ojos ni los oídos. Un consejo: cuidado con los mirones, no os vayan a hacer una foto y acabéis de fondo de algún chat. Pero sobretodo, mucho cuidado con las cotillas que están pendientes de todo para luego contarlo en su blog. Esas son las peores. 


 Nota de la autora: Todos los personajes retratados en este post son reales. Cualquier parecido con la ficción es pura coincidencia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario