Ha venido mi hermana Mónica a verme, muy joven y guapa, pero
con una ropa muy rara. No sé por qué se ríe cuando le digo que me saque de allí y
que nos vayamos a casa. Padre debe estar muy preocupado: es tarde y aún no hemos vuelto.
-Mamá que no soy la Mónica –me dice mientras me acaricia la
cara con ternura. Ya no me enfado, sé que siempre está intentando chincharme. Además, seguro que esta noche viene a mi cama
como siempre y me da un beso. Mucho más vieja eso sí, es lo que no entiendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario